Mis dedos pensando en tu piel.
Acordes de una guitarra tímida que me pone contra las cuerdas. Domingo. Domingo
azul. Domingo azul porque es contigo. Gente. Mucha gente alrededor, yendo y
viniendo. Gente alta, gente baja, gente guapa, gente fea, gente gorda, gente flaca. Gente. Gente
invisible. Solo gente flotando entre tú y yo. Tú. Yo. Nosotros. Miradas,
miradas tímidas que se cruzan en el aire. Miradas que juegan a pronunciar las
palabras que nuestros labios resecos no se atreven a hilvanar. Calor. Calor con
prisa, calor con nervios, calor de un querer y no poder. Calor con sabor a
incertidumbre y aroma a desafío. Sonrisas, sonrisas que nacen elegantes y que,
de la emoción, se convierten en una mueca forzada. Sudor, sudor incontrolable
de manos. Sudor de manos que sueñan con dibujar todos sus secretos en tu
cuerpo, hasta hacerlo quebrarse de placer. Placer, placer de estar tan cerca que
quema y a la vez tan lejos que corta. Placer de soñar despierto. Placer de desear
con pureza y lascivia al mismo tiempo. Placer de saber que tarde o temprano
tendremos que romper el dicho de "Se mira pero no se toca". Morbo,
morbo de imaginar tu piel con la mía, tu aliento en mi nuca, mi sexo en lo más
profundo de tu ser. Morbo de verte como nunca nadie te ha visto, de tocarte
donde nunca nadie te ha tocado, de morderte, de comerte y de beberte. Morbo de
dormirte en mi pecho y de despertarnos desnudos cuando el sol nos delate.
Miedo, miedo de engancharme a tu droga y no saber abandonarte. Miedo de impregnar
mis sábanas de tu perfume. Miedo de fijar en mi retina tus miradas, tu risa,
tus gestos. Miedo de seguir sintiendo tu piel en la oscuridad cuando ya estés
lejos. Miedo de que el juego me atrape y empiece a quererte. Miedo de saber que
tú no piensas lo mismo. Miedo de perderte, de dejar escapar algo que, sin haber
llegado a tenerlo, ya me demuestra el potencial de su grandeza. Y mientras
tanto aquí estamos nosotros, tu y yo. Yo. Tú. Rodeados de gente. Tu y yo
flotando entre gente invisible. Gente alta, gente baja, gente guapa, gente fea,
gente gorda, gente flaca. Gente que no tiene ni idea de cuánto desearía que mis
dedos tocasen tu piel esta noche, al ritmo de los acordes de esta guitarra cada
vez más traviesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario