jueves, 4 de mayo de 2017

Ahí donde no llegan las palabras

En una escala de cero a silencio, tú me importas silencio.

Es en silencio cuando escucho tu voz con más claridad. Cuando te vuelvo a ver y consigo dibujar todos y cada uno de los rasgos de tu cara, como si pasase mis dedos por ellos. Es en silencio cuando se me eriza la piel al recordar tu respiración aún caliente en mi cuello.

Era en silencio cuando conseguíamos entendernos con las miradas. Cuando desnudabas mi pensamiento buscando respuestas y terminabas por ahogar tus porqués en el café. Era en silencio cuando llorabas en la cocina y maldecías al destino sin encontrar un claro culpable.

Fue en el silencio donde entendiste por qué había elegido irme, donde nos dedicamos un frío hasta sabe Dios cuándo. Donde al mirar atrás ya no encontraste manos que agarrar y terminaste escribiendo tu final. Donde recogí los ecos de tus últimos días tratando de entender el puzzle. Fue en el silencio donde te dediqué nuestra última carta.

Será en el silencio donde continuaré buscándote cada vez que me hagas falta. Donde me reencontraré siempre con mis raíces cuando apriete la nostalgia. Donde abandonaré mis frustraciones junto a tus restos para que nunca me pesen como a ti, para mirar siempre al frente y que mi voz siga hablando por los dos. Será en el silencio donde encontraré la fuerza que a veces me roba el mundo del ruido y de la palabra.

En una escala de cero a silencio tú siempre me vas a importar silencio, abuela.

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