martes, 17 de enero de 2017

La chica de ayer

Ayer me hablaron de ti. De lo mal que cantas en la ducha por la mañana. De tu manía por dejar la ropa sucia sobre la cómoda y de salir a la calle con el pelo mojado y la blusa a medio abrochar a tomarte el primer café del día, ese con sabor a bostezo y con olor a “camarero, no me importa una mierda tu vida, pero que sea con leche templada y dos de azúcar”.

Ayer me contaron que a veces te llaman maleducada por rascarte el culo en público y por sentarte en el autobús sin pensar en los mayores. Me aseguraron que eres más jefa que el jefe, porque llegas tarde, silbando y nadie te tose. Parece ser que fumas en el baño de la empresa, te haces las mechas en horario laboral y sales de copas a lo mejor un lunes por la noche. También me dijeron que te importa una mierda lo que me hayan contado, que nunca te frenarías ante el qué dirán. De hecho me describieron el secreto de tu dieta de prejuicios con patatas y tu merienda a base de batidos de indiferencia.

 Ayer me chivaron que te chifla llegar a casa y lanzar los zapatos mientras gritas ‘puta vida’, por soltar lastre. Que te mueres de ganas de hacerte tu sopa de sobre y jugar con la cuchara a crear nombres con las letras. Que terminas la velada sola, a la luz de la Teletienda, ahogando sus ofertas con las letras de Nacha Pop que se escapan de tu vinilo.

Justo ayer me comentaron todas las complejidades de tu vida simple, junto con tu miedo a encontrarte arañas en el cuarto y aquello de la ceremonia de dormirte con el ventilador encendido, aireando tu espalda mientras roncas boca abajo sin sujetador.

Ayer me dibujaron a una musa y me encendieron la sonrisa y el alma. Ayer provocaron que me fuera a la cama soñando con encontrarte en el límite entre mi mundo y el tuyo, soñando con materializarte entre mis sábanas y hacerte mía, soñando con protegerte. Pero por lo visto tú no eres de nadie, tú te proteges sola. 

Esta mañana me he despertado a oscuras, totalmente solo. Las aspas del ventilador descansan, mudas, y parecen no haberse movido siquiera en toda la noche. A ver si va a ser como sucede con las aventuras de Las Vegas, que lo que pasa en los sueños, se queda en los sueños… Y que nuestro amor no tiene cabida en este mundo.



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