lunes, 23 de enero de 2017

Reflexiones otoñales de una abuela seca a su nieto en flor

-Abuela, ¿en qué se diferencian las estaciones?
-Buena pregunta, ven aquí cariño, siéntate con esta vieja. Verás, ahora mismo estás viviendo la primavera de tu vida, creciendo a cada paso que das, descubriendo, jugando, estudiando. Tu hermano Carlos está probando el calor del verano: el sabor de los besos, la belleza de los viajes, la independencia de tus padres. Ellos, querido, comienzan a ponerse la chaqueta porque soplan ya vientos de otoño. Y yo, amor mío, llevo años viendo las hojas caer, cubriendo de tonos dorados el camino a mi paso. Y me entretengo observado todos sus matices y recordando los días de verano junto a la estufa. Aun así amo cada día de mi otoño porque me permite disfrutar viendo avanzar tu primavera.
-¿Y qué pasará cuando caigan todas las hojas de tu árbol, abuela?
-Entonces, hijo, llegará el frío y me llevará consigo el largo invierno. Pero aún falta mucho para eso. Hala, bájate y corre a jugar.

A mi abuelo Francisco, que comenzó su invierno el 23 de enero de 2014.
Podéis encontrar una versión reducida en el volumen "Microrrelatos Otoño e Invierno" 2016 de Diversidad Literaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario